En nuestra permanente búsqueda de soluciones para el metro de Málaga, la Consejería de Fomento y Vivienda ha conseguido ofrecer un horizonte cierto para esta infraestructura de transporte, que es hoy un proyecto viable y adaptado a la realidad socioeconómica y a las necesidades de movilidad de la ciudad. Antes, tal y como fue concebido en 2003, sencillamente era inviable, y la pretensión de mantener este diseño estaba bloqueando todo el proyecto. Finalmente la Consejería ha roto ese bloqueo con una alternativa. La solución ofrecida por la Consejería de Fomento y Vivienda, aceptada por el Ayuntamiento de Málaga, ofrece al metro certidumbre financiera, técnica y temporal, evita un serio menoscabo a las arcas públicas (al dinero público, de todos) y abre paso al trazado en superficie, premisas con las que hace ya un año planteamos que el proyecto necesitaba un replanteamiento a fondo.
El acuerdo recoge un metro en superficie en zonas densamente pobladas de la ciudad, en consonancia con el modelo que defiende la Consejería de Fomento y Vivienda y con las mejores experiencias de movilidad sostenible en toda Europa. De los 1,8 kilómetros de metro soterrado por el centro (hasta La Malagueta), pasamos a 300 metros (hasta estación Atarazanas), a los que se sumarán hasta 2 kilómetros en superficie por la zona norte (hasta el entorno del hospital civil). De los 19 millones de viajeros previstos en el proyecto inicial, pasamos a cerca de 22 millones. De una población servida de 200.000 personas, pasamos a 216.000. Y todo ello con un ahorro de recursos públicos multimillonario y plazos más cortos. Mejor servicio a más gente y mucho antes, en una ciudad más amable. Es sin duda una solución para celebrar, beneficiosa para la ciudadanía malagueña y andaluza. Una conquista de la política entendida como eficiencia en la gestión de recursos públicos y voluntad de entendimiento entre administraciones a partir del análisis frío de la realidad y de las demandas de la gente. Vamos a tener un servicio público de la calidad y económicamente viable.
La próxima apertura de las líneas 1 y 2 hasta el intercambiador de El Perchel-María Zambrano, fruto del intenso esfuerzo inversor de la Consejería de Fomento y Vivienda, se celebrará sin que penda la incertidumbre sobre todo el proyecto. El metro será en breve una realidad. Y no será una hipoteca. La acertada revisión del proyecto es, ante todo, resultado de no haber mirado hacia otro lado y haber puesto sobre la mesa la realidad del metro, con todos sus números y perspectivas de futuro, lo que ha facilitado el diálogo institucional con el Ayuntamiento de Málaga. Las obras y el funcionamiento del metro de Málaga, que actualmente ocupan a más de mil hombres y mujeres, podrán continuar generando actividad y puestos de trabajo en un contexto de fortísimo desempleo y caída generalizada de la inversión en obra pública. El empleo ha sido siempre nuestra prioridad.
El trazado soterrado por la Alameda hasta la altura de la calle Torregorda, que será la estación Atarazanas, implica una obra de 300 metros asumible y eficiente, ya que el metro dejará allí a los viajeros en el centro, a un paseo de un par de minutos de la emblemática y muy transitada calle Larios. Evitamos abrir en canal sine die el corazón de la ciudad, un kilómetro y medio más de trazado que, tal y como estaba previsto, resultaba inviable.
Porque era inviable en el actual contexto llevar el metro soterrado hasta La Malagueta, también hasta la Plaza de la Marina, tal y como llevamos un año sosteniendo desde la Consejería de Fomento y Vivienda. Era inviable económica y técnicamente. Suponía unos colosales riesgos financieros, no sólo por la elevada factura de una obra concebida en un contexto completamente diferente y que ahora se revelaba sobredimensionada e insostenible, sino porque exponía a las arcas públicas de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento al pago de indemnizaciones multimillonarias. Con la solución aportada, esos riesgos quedan conjurados, al tiempo que evitamos la afección al aparcamiento subterráneo de La Marina, reducimos las incertidumbres arqueológicas y minimizamos la afección a los ficus.
El acuerdo alcanzado por la Consejería de Fomento y Vivienda y el Ayuntamiento de Málaga supone que el metro llegará antes a más gente y en mejores condiciones. La demanda prevista llevando el metro hasta La Malagueta, algo que no habría sido posible antes de 2020, era de menos de 20 millones de viajeros al año. Con el desarrollo de la red en superficie hacia la zona norte de la ciudad, que incluye algunas de las áreas más pobladas de la ciudad, la demanda se acercará a los 22 millones. La población servida, aquella que vive a menos de 500 metros de una parada, sube de 200.000 a 216.000. Y todo ello con una inversión 130 millones de euros menor. Hacer más con menos. Así entendemos la austeridad, como un uso eficiente y responsable de los recursos públicos, no como recorte.
Nada más asumir el cargo de consejera de Fomento y Vivienda, en mayo de 2012, fijé como prioridad el metro de Málaga. Era consciente de que se trataba de un proyecto que arrastraba un largo historial de retrasos y controversias, por lo que la ciudadanía demandaba un compromiso claro y un ejercicio honesto de transparencia. Y a esas exigencias creemos haber respondido. Primero acelerando los trabajos en el trazado en V y reiniciando la obra, que encontramos paralizada, entre Renfe y Guadalmedina. Y luego, en octubre, poniendo sobre la mesa el debate sobre el futuro de la red de metro, una vez analizado a fondo todo el proyecto.
La Consejería de Fomento y Vivienda realizó una propuesta que tenía como objetivo dar viabilidad y certidumbre económica, técnica y de plazos a toda la red de metro. El resultado de este acuerdo es exactamente ése, lo que demuestra que el diálogo (el diálogo crítico y constructivo, no el diálogo vano y superficial) enriquece siempre a las partes. En el último año se han celebrado entre la Consejería de Fomento y Vivienda y el Ayuntamiento más comisiones de seguimiento que en los nueve anteriores. Vamos a seguir en esa línea de diálogo y transparencia.
El metro ahora sí es un proyecto verosímil y con futuro, cosa que no era tal y como estaba planteado. Y su apertura está además a la vuelta de la esquina.