En Andalucía, se está trabajando en un plan de formación y en la estrategia de implantación de la metodología BIM
El BIM está de moda. La metodología BIM se basa en la construcción virtual de las infraestructuras, a través de modelos digitales de datos a lo largo de su ciclo de vida en sus 7 dimensiones (las 3 dimensiones geográficas, el plazo 4D, el coste 5D, la sostenibilidad 6D y el mantenimiento y explotación 7D).
Por otro lado, también hay bastante escepticismo, especialmente desde el mundo de las obras de carreteras y ferrocarriles, ya que se considera más como una herramientas de visualización de cara a la galería (BIM Hollywood, lo denominan). También predicen su fracaso, como pasó anteriormente con el GIS (Sistemas de Información Geográfica) para la ingeniería civil, donde los formatos tipo shape han quedado solo para las fases previas de un proyecto y para cálculos hidrológicos de cuencas.
En arquitectura, edificación e ingeniería naval, está bastante implementada, y por ejemplo hay arquitectos andaluces que hacen proyectos en metodología BIM y que entregan en formato IFC a sus clientes de Londres.
Pero antes de considerar las posturas del debate, de qué estamos hablando:
¿Qué es la metodología BIM?
Una de las mejores definiciones de la metodología BIM que he encontrado es la siguiente:
“El modelo BIM (Building Information Modeling) es una fuente fiable de información compartida sobre un activo para la toma de decisiones durante el ciclo de vida de una infraestructura, desde su concepción a su demolición”.
La metodología BIM está basada en la integración en un modelo virtual inteligente de:
- Un modelo digital: maqueta virtual 3D.
- Un modelo de información.
- Y la colaboración entre los agentes sobre todo el ciclo de vida de la infraestructura.
¿Y qué no es? No es un software, ni un 3D para sacar infografías. Sobre todo es una metodología de trabajo más colaborativa donde se crea un entorno de colaboración con procesos como la gestión de las aprobaciones, las entregas, la seguridad, y la gestión documental y control de versiones. Todo ello en un entorno de interoperabilidad BIM a través de los ficheros IFC (Industry Foundation Classes).
La metodología BIM está impulsada desde el mundo anglosajón, apoyada, o viceversa, por las grandes compañías como Autodesk y Bentley. El gobierno inglés estableció en mayo de 2011, antes del Brexit, la implantación del BIM en la construcción, y consiguió que 5 años más tarde la Comunidad Europea lanzara “Manual para la introducción de la metodología BIM por parte del sector público europeo“. En España el primer paso legislativo ha sido la publicación en el BOE de 9 de noviembre de 2017, de la Ley 9/2017, de Contratos del Sector Público. En dicha ley, en el punto 6 de la disposición adicional decimoquinta, “Normas relativas a los medios de comunicación utilizables en los procedimientos regulados en esta ley“, podemos leer: “Para contratos públicos de obras, de concesiones de obras, de servicios y concursos de proyectos, y en contratos mixtos que combinen elementos de los mismos, los órganos de contratación podrán exigir el uso de herramientas electrónicas específicas, tales como herramientas de modelado digital de la información de la construcción (BIM) o herramientas similares.”
Desde la comisión nacional esBIM, donde la AOPJA participa en los subgrupos de trabajo SG1.5 Plan Estratégico y SG3.1. Licitaciones, nos informan de los posibles plazos para su implantación:
Y a nivel de Andalucía, desde la experiencia pionera de la Ciudad de la Justicia de Córdoba y tras las declaraciones de la Dirección General de Hacienda y Patrimonio de septiembre de 2017, que fijaba en junio 2018 el inicio de licitaciones de edificación en metodología BIM, se está trabajando en una estrategia de implantación y un plan de formación desde la comunidad de aprendizaje del Instituto Andaluz de Administraciones Públicas en la que participo.
Precisamente en la administración de infraestructuras públicas, actualmente el paradigma de “calidad, coste y plazo” ha ido cambiando hacia el “cumplimiento de déficit, periodo medio de pago a proveedores y control de nivel de deuda pública” dando por asumido el primero y entendiendo la excelencia de un proyecto como el cumplimiento del nuevo “mantra”.
Según estudios del Reino Unido, los sobrecostes (es decir, el déficit generado por el sector AECO) son del entorno del 30%, lo que se corresponde con el 20% de modificado y el 10% de liquidación de nuestra legislación respecto a la contratación pública… ¿casualidad? lo dudo.
Desde el punto de vista de las administraciones, ciertamente es la única herramienta disponible para poder planificar, diseñar, construir y mantener una infraestructura pública en su ciclo de vida completo, que es, en definitiva, un patrimonio común de todos los ciudadanos. Con una ventaja fundamental de esta metodología, que es el ahorro de coste debido a la “constructibilidad” del proyecto y que facilita la gestión de la explotación y mantenimiento, siendo mas eficaz.
Una oportunidad para la transformación digital o “matar moscas a cañonazos”
Los beneficios de esta metodología deberían ser claros, pero su implementación sobre todo en la obra es cuestionable. Los defensores de esta nueva tecnología hablan de la construcción del proyecto, es decir, que la obra es solo la impresión digital 3D del modelo BIM.
Sin duda será la mejor herramienta para analizar el coste energético del ciclo de vida de una infraestructura, tan importante en este siglo. La nueva Ley 9/2017 la menciona en 22 ocasiones y más importante aún es incorporar en las licitaciones el concepto de “coste ambiental del coste del ciclo de vida“.
La tecnología de las calzadas romanas de la antigua Roma o la famosa carta del siglo XVII del ingeniero Vauban a un ministro del Rey Sol, siguen teniendo vigencia en las obras de carreteras contemporáneas. Quizás es una oportunidad magnífica para la transformación digital de la ingeniería de caminos. Y así romper la secuencia en la transferencia de la información de una obra, podríamos decir, “clásica”.
A priori y ya en la fase de diseño, trasladar a un fichero IFC4 o IFCroad toda la estructura y documentación de un proyecto de obra civil parece difícil, pero quizás haya que replantearse, por fin, cómo debe ser un proyecto de obra civil.
Muchos títulares sobre la metodología BIM vienen a anunciar “el final de los modificados”. Por el contrario, otros desde el mundo de la obra civil anuncian su fracaso. Pero en lo que sí deberíamos ponernos de acuerdo sería en un decálogo, a modo del que nos proponen en el post Metodología BIM o más bien de cómo cazar moscas a cañonazos que podría tener los siguiente puntos:
– Debe realizar un proceso de forma más rápida que el proceso al que sustituya.
– Debe reducir posibles errores y pérdidas de información de los procesos basados en la transmisión del papel.
– Debe ser compatible con un sistema de calidad.
– No debe aumentar, sino reducir la carga de trabajo, nuevas funciones o roles sin aumentar el personal.
– Los datos deben ser interoperables de modo que puedan ser incorporados e integrados de forma automática.
– Los objetivos que se quieren alcanzar con la implantación del BIM deben ser claros y establecerse al inicio.
– Los procesos deben ser lo más simple posible y la información fiable.
– No debe ser un agente añadido a una obra, como el coordinador de seguridad y salud, sino que debe estar integrado en todos los roles tradicionales.
– Debe vincularse a la inspección y al seguimiento online de las obras, actualizándose el modelo en el momento de ésta.
– Se le puede dar un uso, a mayores, de las funciones para la que fuera diseñado, y pensar en el valor añadido para la ciudadanía, que se debe incorporar en las distintas fases.
Visualización del proyecto piloto de la AOPJA, realizado con medios propios.
Creo sinceramente que la metodología BIM puede cumplir este decálogo y superar todos los handicaps, pero ciertamente requerirá un fuerte esfuerzo inicial, pero el potencial de dicha metodología es enorme y supone la única vía para que el mundo de la carretera de alíe con las smartcities, el big data, TIC y, en definitiva, la transformación digital de la Obra pública.
La metáfora del iceberg donde solo vemos la parte emergida y bajo la cual podemos vislumbrar una enorme masa de realidades e incertidumbres, que puede ayudarnos a entender la metodología BIM.
Enhorabuena Pablo, es el post más claro que he leído hasta el momento sobre BIM. Me temo que desde una administración, donde todavía estamos bastante anclados al papel, va ser una camino largo a recorrer.
Me ha encantado todo lo que has escrito sobre BIM. Muy interesante. Totalmente de acuerdo con el decálogo que debe cumplir la metodología BIM. Espero que en la AOPJA empiece pronto el plan de formación y se pueda aplicar ya en alguna obra. Y que cada vez haya menos incertidumbres en la parte sumergida del iceberg!
Hola, muy interesante el artículo. 🙂
Os dejo para que echéis un ojo a este post donde se muestra la situación de la implantación BIM en España así como los pasos a seguir.
¡Un saludo!